Cuatro personas, una roja, una verde, una negra y una azul se reúnen en la Plaza Central. Son cuatro elegidos que tienen que sobrevivir con sus propios medios al apocalipsis. Tan solo cuentan con una escopeta cada uno, tres balas y tres oportunidades de vida. De los cuatro, únicamente uno podrá llegar al helipuerto y tomar el helicóptero que le alejará de la ciudad maldita. Los otros tres serán pasto de los zombies.
Con la ficha roja: Titus.
Con la ficha verde: Bicho.
Con la ficha negra: Burke.
Con la ficha azul: Aloma.
Bicho es la primera en efectuar su movimiento. Se dirige hacia la juguetería. Sabe que allí encontrará vida y balas. Mientras Bicho hace un alarde de buena puntería, se carga a unos cuantos muertos y abre el camino, Burke no tiene claro su plan, pero la sigue hacia la juguetería como lo hace Titus, más que nada porque el mapa de la ciudad aún no está plenamente desarrollado, todos van a ciegas. A pesar de eso, Aloma se desmarca y va por su cuenta, confía demasiado en sus cartas. Los muertos se van multiplicando, y acercándose peligrosamente a sus presas.
Aloma entra en una casa con jardín y consigue nuevas balas. A Bicho le cuesta salir de la juguetería, no sabe que no podrá alejare de ella más de cinco casillas antes de agotar sus balas y caer muerta. Pero antes de que eso suceda, Burke marcha en dirección contraria y escapa de un grupo de voraces zombies adentrándose en un edificio. Titus no se sabe bien qué está haciendo, parece ser que va hacia una gasolinera.
Ninguno de ellos quiere morir y todos saben que sólo se salvará uno. La primera en demostrar frialdad en el combate es Aloma. Azuza cinco zombies hacia el resto de jugadores, y eso, además de ser el inicio del fin de Bicho, provoca a los demás. Burke responde a Aloma rodeándola también de muertos. Titus se la guarda, porque Titus siempre se la guarda. Bicho vuelve a la partida con más fuerza y también se la guarda. Aloma vengativa azuza más muertos contra Burke y continúa su propio camino.
Titus va sobreviviendo a duras penas, pero lo hace. Bicho desconfía de él, también Aloma. La una le provoca parálisis histérica, la otra le ata los cordones de las zapatillas para que se caiga. Cuando Titus se da cuenta, está asustado, rodeado de zombies hambrientos y apenas le quedan balas. Entre tanto Burke entra en otra casa y se carga a un par de muertos. Debido a un error de cálculo y a la oportuna intervención de Aloma, se ve sorprendido por otro zombie y muere. La vida le da otra oportunidad y parte de la plaza central de nuevo, más fuerte y con un profundo odio hacia los muertos vivientes, y de paso sea dicho, hacia Aloma. Mientras, ésta ha despejado media ciudad de zombies. Por donde ella pasa, los muertos caen a docenas. Acumula munición, se mantiene fuerte y tiene suerte. Los zombies parecen tenerle miedo. Un murmullo comienza a recorrer las bocas de los tres jugadores contrarios: Dios está de parte de Aloma.
Mapa de la ciudad

El helicóptero espera. Más de doce zombies se interponen entre Aloma y el helipuerto. Sea por su ateísmo pronunciado, sea por el ataque feroz de los muertos, Aloma agota las balas y cae heróicamente, para regocijo del resto. Vuelve a la plaza de la ciudad, cerca de Burke. Siguen llegando más zombies. Todo se sucede muy rápido. Cerca del helipuerto está la comisaría, el parque de bomberos y el hospital. Allí hay munición y provisiones vitales. Para quien le interese, también hay una tienda de monopatines. Todos juegan a la desesperada, la carrera hacia el helipuerto se vuelve más cruenta. Nadie apuesta por nadie. Bicho mata a diestro y siniestro, las calles se llenan de gritos de dolor de los zombies que son eliminados a su paso. La mente de Burke trabaja rápido, necesita encontrar el camino más corto para llegar. Titus va tras Aloma, que ha sacado fuerzas de no se sabe dónde y encabeza la carrera.
La jugada final

Silencio. Bicho y Titus, que tienen más posibilidades que Burke, contienen la respiración. Esperan que Aloma falle. Aloma juega su carta: hay fuentes de comida alternativa para los zombies, de tal manera que ninguno de los jugadores tiene que combatir a ningún zombie que se encuentre por el camino, ya que éstos no le prestarán atención porque estarán consumiendo otro alimento. Cuando va a efectuar el movimiento, alguien la inmoviliza con el miedo. Aloma mira a ese alguien directa a los ojos, en sus labios se dibuja la palabra traición. Bicho, Burke y Titus se frotan las manos tras la jugada. Bicho lanza el dado, pero sólo consigue acercarse un poco al helipuerto. Burke apenas se mueve. Titus tiene un subidón de adrenalina y pasa por delante de Aloma y el resto de zombies bailando el cha-cha-cha.
Las cartas fatales de la mueettteee

Burke, Bicho y Aloma observan como Titus se sube dando una voltereta a lo Hugo Sánchez en el helicóptero, lo pone en marcha y les dice adiós con la manita mientras eleva. Los zombies, hambrientos nuevamente de carne humana, les rodean cuando el helicóptero de Titus es tan sólo un punto negro en el horizonte.
Dedicado a Burke, Bicho y Titus.
2 comentarios:
Valoración del juego: Un seis. No está mal aunque los jugadores echan de menos más armas, más recursos y zombies de diferentes niveles (modificación de movimiento, niveles de daño, etc). Y también falta más dinamismo
pues Left4Dead ajajaja!!!!
Matar zombises mola!!!
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