El hombre está flipernait, más allá del trance y la mirada fija quién sabe dónde. Es una de las portadas más inquietantes que he visto. Es inmaculado, perfecto, el collar reluce sobre el vello de su pecho sin destellear, discreto en su justa medida. Las manos aparentemente en reposo, a lo Mona Lisa... y las nítidas venas que recorren el dorso de cada una de ellas. Son manos finas, como del Sr. Burns. Y el pelo, qué decir del pelo, eso es un molde como ya quisieran muchas cantantes de la época haber lucido. Impresionante. Qué habrá fumado antes de posar para la portada.

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